Fue un segundo, nada más. Jamás sabré tu nombre, jamás sabré de donde venías o hacia donde te dirigías. Ni siquiera estoy segura del color de tu chaqueta, aunque creo que era de un color oscuro... Jamás lo sabré con certeza: la noche se traga todos los colores.
Sé que tus ojos brillaban a la luz de una farola inexistente. Unos pasos lejanos sobre el asfalto se conviertieron en tus pasos, luego en una sombra que tomó forma hasta que se convirtió en ti, pasando junto a mi. Sé que te volteaste, y, durante una chispa de segundo, tus profundos ojos negros se encontraron con los míos.
Y entonces, sentí que te conocía. Quizás siempre nos conocimos el uno al otro. Sentí tu miranda recorrer mis facciones, y hablamos, durante esa milésima de segundo, lo que hubiésemos podido hablar en toda una vida. No sonreíste, pero escuché tu sonrisa. No te moviste, pero sentí tus labios. No dijiste nada, pero saboreé la música de tus palabras, los acordes que acariciabas con tus dedos, con tus ojos, con tus brazos y tu pelo; con cada paso, con cada beso, con cada tictac del reloj en tu muñeca. Lo sentí todo, lo escuché todo, porque en esa milésima de segundo, soñé que tu me conocías más de lo que yo podré llegarme a conocer a mi misma jamás.
Y continuaste tu camino. Y te engulló la noche, llevándote lejos, llevándose consigo una historia que nunca llegaré a conocer. Una más.
1 blahs:
Lo AMÉ *-* La historia que siempre se repite, la verdadera historia: aquella que nunca fue contada.... ♥
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